Paulo Freiré nos llama a la liberación, la pedagogía liberadora,
apunta a encontrar en nosotros mismos y a través de la vida en comunidad el conocimiento de
nosotros mismos como individuos. Este efecto se traduce en el aula, cada día solo
conocimientos son entregados a bocajarro en nuestros dicentes, creando seres
que a pesar de tener conocimientos en distintas áreas, son ignorantes de si mismo,
pierden su creatividad y se hacen inocentes en frente de los que se consideran opresores, preparan a los futuros participantes de la sociedad en esclavos autorizados a pensar, pero no por sí mismos.
pierden su creatividad y se hacen inocentes en frente de los que se consideran opresores, preparan a los futuros participantes de la sociedad en esclavos autorizados a pensar, pero no por sí mismos.
Freiré apunta a destruir ese ciclo
y educar para saber quiénes somos, qué es lo que queremos y cómo podemos
lograrlo. Aprender a vivir en una comunidad global, sin convertirnos nosotros
en opresores, enseñar la libertad a través de la libertad y no obligar a otros
a vivirla.
En distintos puntos el mensaje entregado por Freiré concuerda con
el mensaje de Edgar Morín. Vivir la libertad de aprender a través de las
enseñanzas que podamos realizar, sin oprimir y apuntar siempre a una vida
global en comunidad, enseñar y aprender a pensar por nosotros mismos, ser
responsables y consientes que pertenecemos a una sola comunidad mundial. Como
educadores debemos enseñar a liberarnos pero no individual, sino que como una
misma sociedad.
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